Cuando piensas en proyectar lo mejor de ti misma, ¿eliges siempre con base en lo que la mayoría de las personas valoran y esperan ver?¡Pues déjame decirte que cometes un error!Según Raquel Kirszenbaum, experta en temas de familia, comunidad, educación y desarrollo de la personalidad, debes enfrentar la vida según tus propias expectativas.Las dos miradasPara aprender a trabajar por tus proyectos y objetivos, sin basarte en las expectativas del mundo que te rodea, debes comprender las dos facetas sobre las que una persona puede centrar su atención. |
Mundo Exterior
|
Mundo Interior
|
Como puedes ver, si te enfocas exclusivamente en una de ellas, obtendrás resultados diferentes. El exterior no es nada sin contenido Un gran ejemplo que permite comprender este concepto es el de la ropa que usas. Quizás decidas vestirte de forma que exhibas tus atributos físicos, pero, ¿tan poco tienes para ofrecer que solo puedes llamar la atención sobre tu exterior? Vestirse de otra forma no se trata de simple modestia o recato, asumidos como vergüenza o necesidad de cubrir el cuerpo sin objetivo alguno, sino de poner el foco sobre las herramientas que posees para crecer realmente como persona. Parece más fácil concentrarse en aprovechar la belleza exterior para obtener lo que se quiere, y recibir una gratificación inmediata. Pero gastar la energía en intentar que nos vean por nuestros atributos físicos nos impide llevar al escenario nuestra grandeza verdadera. Así que, aunque el mundo se empeñe en tratar de hacerte olvidar la importancia de quién eres, es tu deber tener clara la parte de tu vida que quieres fortalecer. El cómo te ven los demás no puede ser el criterio para guiarte en la vida. Si cultivas tu alma puedes dejar de ver lo externo de la gente y percibir su potencial: aquello que pueden llegar a ser y los hace valiosos. Y pronto verás que te conviertes en una mujer con estas cinco características: |